Las almendras ofrecen muchos beneficios para la salud. Contienen un nivel alto de proteínas de origen vegetal y son ricas en fibra, mejorando el sistema digestivo y ayudando a reducir el colesterol. Además, estabilizan el nivel de azúcar en sangre y reducen los riesgos de enfermedades del corazón y cáncer de mama. Sin duda, ¡la merienda favorita de los nutricionistas!

Este fruto seco está recomendado para todas las etapas de la vida. Una investigación publicada en Phytotherapy Research demostró que tomar dos puñados de almendras, unos 60 gramos diarios, durante cuatro meses, reducía la profundidad y al ancho de las arrugas faciales hasta un 10%. Es decir, nos ayudan a lucir mejor y vernos más jóvenes. Y lo mejor, ¡en nuestro cabello también se refleja!

El aceite extraído de las almendras es rico en muchas vitaminas y es muy beneficioso para el pelo.

Por un lado, es rico en vitaminas B1 y B6 que potencian un crecimiento sano del cabello.

Las almendras actúan como antídoto contra el proceso de envejecimiento, gracias al antioxidante E. Esta vitamina colabora a mejorar la circulación de los nutrientes en el cuero cabelludo. Con ello, conseguimos un extra de brillo, combatiendo la sequedad que siempre acecha a nuestro cabello en los cambios de estación.

¿Sabías que la fibra que contiene las almendras reduce la aparición de la caspa? ¿O que el picor del cuero cabelludo se previene gracias a una dieta rica en zinc? Las almendras son una buena fuente de origen vegetal para cubrir el aporte necesario de zinc. Se trata de uno de los frutos secos con más contenido (3,3 miligramos por cada 100 gramos).

También son ricas en magnesio, que ayuda en la producción de colágeno, una proteína que se encarga de aportar brillo y elasticidad extra.

Las almendras dulces además, incorporan ácidos grasos esenciales con lo que, con su uso, mantendremos internamente hidratado el cabello desde su interior reduciendo la aparición de los tan temidas puntas abiertas.